domingo, 24 de mayo de 2009

MARIO DI COSTANZO, JAIME CARDENAS Y GERARDO FERNANDEZ NOROÑA

Gracias a RadioAMLO y a RadioAMLO.TV

viernes, 22 de mayo de 2009

LISTA DE CHUCHOS EN EL DF. NI UN VOTO A LOS CHUCHOS, NI POR EQUIVOCACION

CANDIDATOS CHUCHOS

Azcapotzalco Fernando Cuéllar Reyes V Local
Coyoacán Agustín Rodríguez 23 Federal
Coyoacán Mauricio Toledo 24 Federal
GAM Norberto Sánchez 07 Federal
Iztapalapa Daniel Salazar 19 Federal
Iztapalapa Horacio Martínez XXII Local
Iztapalapa Sergio Zedillo 20 Federal
Iztapalapa Abril Yannette Trujillo XXIII Local
Iztapalapa Carlos Augusto Morales XXIV Local
Iztapalapa Juan Carlos Beltrán 4 Federal
Iztapalapa Lourdes Alonso XXVIII Local
Iztapalapa Patricia Razo XXXII Local
V. Carranza Estela Damian 9 Federal
V. Carranza Julio César Moreno XI Local
V. Carranza Laura Piña 11 Federal
V. Carranza Rocío Barrera XII Local
V. Carranza José Luís Morua 25 Federal

miércoles, 13 de mayo de 2009

lunes, 11 de mayo de 2009

¡¡¡QUE SE VAYAN!!!

¡¡¡SÍ, QUE SE VAYAN A SU CASA
SI NO PUEDEN CUMPLIRLE AL PUEBLO!!!

Revocación del Mandato para que obliguemos a renunciar a los funcionarios, desde el presidente de la República, los gobernadores, los diputados y senadores y alcaldes, que no cumplan su obligación constitucional.

PARA QUE EL PODER REGRESE
A LOS CIUDADANOS Y LE PONGAMOS UN ALTO A LOS MALOS GOBIERNOS

NUESTRA CONSTITUCIÓN LO DICE:

Artículo 39.- La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo, quien tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.

Sólo que para hacer que esto sea realidad necesitamos una mayoría progresista en el Congreso.

Necesitamos Diputados independientes, realmente comprometidos con el pueblo, capaces de implantar las reformas que demanda una auténtica Democracia Participativa donde los ciudadanos manden.

¡¡¡SALVEMOS A MÉXICO!!!

Un Voto por los Diputados Federales del Partido del Trabajo.

Vota por los candidatos del Movimiento Social que encabeza Andrés Manuel López Obrador.

Un Voto por el PT es un voto seguro por un Congreso Digno


viernes, 1 de mayo de 2009

sábado, 25 de abril de 2009

martes, 17 de marzo de 2009

¿Soberanía?
Pedro Miguel
Para que un gobernante pueda defender la soberanía de un país debe, antes que nada, tener una idea del país en cuestión como un conglomerado de intereses diversos y a veces contrapuestos, clases sociales, regiones, religiones, ideologías, organizaciones, sectores productivos, culturas y lenguas, partidos, preferencias sexuales, patrones de consumo. Pero si ha ejercido el poder para sus amigos y para preservar los intereses de una pequeña oligarquía, si se somete a los dictados de una corriente económica que ahonda la desigualdad en lugar de atenuarla, si ignora a las voces disidentes y críticas, si adopta la visión del mundo de una religión en particular e ignora la pluralidad espiritual, y si, desde las alturas institucionales, ve al grueso de la población como una mera granja de sufragios se estrechan sus márgenes de maniobra para defender al país de los embates –económicos, diplomáticos, declarativos, mediáticos– del extranjero.
La preservación de la soberanía demanda el cumplimiento pleno y parejo de la ley; la moralización, en primer lugar, de los entornos oficiales; el deslinde tajante con respecto a las administraciones anteriores y su corrupción, y más si ésta se encadena y acentúa en la administración en curso.
Cuando se implantan dos procuraciones paralelas y divergentes –una para líderes sociales y otra para policías violadores, una para nacionales y otra para extranjeros, una para capos y otra para gobernadores y capitanes de empresa–; cuando se es obsecuente y permisivo con la putrefacción que precede (porque se le deben favores); cuando se alienta la impunidad de los aliados políticos, y cuando se tiene una pocilga en las dependencias encargadas de hacer respetar la legalidad, el ejercicio de la soberanía se debilita y se abona el terreno para que, desde el exterior, proliferen las críticas por violaciones a los derechos humanos, por opacidad, por falta de rigor y voluntad en la persecución del delito, por presentar dos caras y pronunciar dobles discursos.

Para convocar a la ciudadanía a cerrar filas contra la delincuencia o contra embates injerencistas foráneos no basta con la autoridad formal; se requiere, además, de autoridad moral, de liderazgo verdadero, de genuina identificación con los intereses nacionales y sociales. Pero no es fácil construir esa segunda clase de autoridad si al grupo gobernante le han faltado escrúpulos para observar los principios básicos de la representatividad política, si se ha perpetuado en el poder en atropello a los lineamientos democráticos, si ha simulado consensos inexistentes y ha pretendido ignorar los reclamos populares por la inverosimilitud de las elecciones.

La proyección al exterior de una imagen de coherencia y fortaleza pasa necesariamente por actos de poder inteligentes, por la comprensión del país al que se pretende gobernar, por el entendimiento de la complejidad de sus problemas. Pero poco puede proyectar una autoridad que ha actuado en función de arrebatos súbitos y que ha cosechado desastres en materia de seguridad, que anuncia victorias inexistentes, que ignora las raíces profundas de la criminalidad, que ha acatado de manera acrítica e incondicional los dictados del exterior, que firma pactos e iniciativas al gusto de los aliados mayores, particularmente guerras sin pies ni cabeza a las que sólo se le ven dos motivaciones reales: el afán desmedido de reconocimiento y la transformación de un rudimento ideológico conservador y autoritario en política de seguridad nacional.

Hay grupos que se hacen con el control formal del país –el control real permanece, en muchos ámbitos y territorios, en manos de las organizaciones delictivas y de los grupos político-empresariales y mediáticos, y en ocasiones unas y otros son lo mismo– y que lo emplean para beneficiar a extranjeros, sean consorcios o logreros individuales; para intentar el endoso y la transferencia de la propiedad nacional a grandes corporaciones trasnacionales; para abogar por una absoluta libertad de empresa y de mercado que se traduce en la reducción de los sectores mayoritarios del país a algo semejante a la esclavitud; para sabotear los esfuerzos regionales de integración y cohesión frente a poderes imperiales. Por eso, en los momentos en que esas facciones emprenden un gritoneo patriotero y se dicen víctimas de campañas extranjeras de desprestigio reales, semirreales o imaginarias, las sociedades cotejan el escándalo coyuntural con la trayectoria de gobierno y concluyen que el ruido no es defensa de los países a los que han entregado, saqueado y postrado, sino mero empeño de preservar sus posiciones de poder y sus privilegios.